En una hoja de papel tengo de puño y letra de Felipe un parafraseo de Raúl Gómez Jattin: Jony, la música es la única compañera, acostúmbrate a sus cuchillos que es la única, la única. Poco importa dónde está esa hoja, importa la noche en la que la escribió, la mirada que me hizo, las palabras que vinieron luego y todo eso me lo guardo. Hubo mucha música, claro, y luego un silencio terrorífico de muchos meses, lejos de todo.
La poesía es una especie de animal salvaje, impredecible, sediento de sangre y cuerpos jóvenes, la buena poesía claro está. Muchas veces, adentrarse en sus dominios es hacerlo en las partes más crueles del recuerdo: un páramo de vértigo donde sentimos los ojos despiadados de todo lo que puede acecharnos. Este libro es un bosque de la memoria, una especie de reforestación del llanto y de los golpes que quise darle a la vida por todo lo que nos arrebata, aunque lo cuidemos suavemente.
En estas páginas asoma mucha de la mejor poesía de Felipe: su mejor momento creativo. Esa poética que se pasea a sus anchas entre la dulzura y la crueldad del abandono. Estas palabras yo también las escribo con rabia. Lanzo mi cuerpo contra los muros de estas páginas y me encuentro a un Felipe al que todos queremos abrazar y volver a escuchar, esta es nuestra oportunidad.
Jonatan Lépiz
Interés
