Cuesta creer que esta masacre hubiera ocurrido en Costa Rica, pero el sepelio de los envenenados que protesta frente a la Casa Presidencial es real, como reales son las consecuencias ecológicas del plaguicida Nemagón. Donde nadie es un reportaje periodístico y también un relato testimonial, al que la libertad literaria le añade un pueblo ficticio llamado Santo Toribio El Humo. Aquí sobreviven quienes reclaman justicia, pero la burocracia y las traiciones se suman a los quebrantos de salud y a los que, día a día, van muriendo. La novela está escrita mediante la técnica de la fragmentación. Esto es así, como señala el autor, porque “es necesario mostrar el destrozo con el destrozo mismo. Las palabras se quebrantan, como se atrofia el ánimo, el futuro o la salud”. “Es un libro muy bien escrito. Su narrativa posee una intención que impide que lo abandones”, asegura la prestigiosa académica española Fanny Rubio, quien formó parte del jurado que le otorgó a Donde Nadie el Premio Internacional Diario Jaén de Novela Corta (2023). Para el escritor español Jesús Hortelano, otro de los miembros del jurado, este relato impresiona por su “raíz literaria y poética de principio a fin”. El Diario Jaén hace eco del dictamen y agrega que “se trata de una novela poderosa, crítica, que azuza conciencias y desnuda desatinos”
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