Garden Et Eichstatt (TD)
KLAUS WALTER LITTGERCuando el príncipe-obispo Johann Konrad von Gemmingen (1593/95-1612) emprendió una renovación radical del castillo de Willibaldsburg, con vistas al río Altmühl, en Eichstätt (Baviera), también creó a su alrededor un jardín palaciego de gran magnificencia. Con el fin de preservar el jardín para las generaciones futuras —y proporcionar un catálogo permanente de su contenido que recopilara plantas de las cuatro estaciones y las presentara en ese orden— encargó al director del jardín, el boticario de Núremberg Basilius Besler (1561-1629), y a un equipo de grabadores que inmortalizaran sus tesoros en una colección de láminas impresas.
El resultado fue el Hortus Eystettensis, publicado en Núremberg en 1613. Con sus 367 láminas coloreadas a mano y descripciones detalladas, fue una obra de ejecución meticulosa y diversidad espectacular, notablemente costosa para la época. Como el jardín contenía plantas importadas de lugares exóticos, los tres volúmenes exhibieron una variedad destacable, con un total de 90 familias y 340 géneros. Debido a la ejecución decorativa y estilizada de estas ilustraciones, donde empieza a verse las plantas en términos estéticos más que meramente prácticos o medicinales, el libro está considerado un hito en el arte de la ilustración botánica. Si bien se publicó antes de la aparición de los sistemas de clasificación estandarizados, el propio Carl Linnaeus lo describió más tarde como una “obra incomparable”.
IDIOMA ORIGINAL
When Prince-Bishop Johann Konrad von Gemmingen (1593/95-1612) undertook a radical renovation of Willibaldsburg Castle, overlooking the Altmühl River in Eichstätt (Bavaria), he also created a large palace garden around it. magnificence. In order to preserve the garden for future generations—and to provide a permanent catalog of its contents that collected plants from the four seasons and presented them in that order—he commissioned the garden's director, the Nuremberg apothecary Basilius Besler (1561-1629) ), and a team of engravers to immortalize his treasures in a collection of printed plates.
The result was the Hortus Eystettensis, published in Nuremberg in 1613. With its 367 hand-colored plates and detailed descriptions, it was a work of meticulous execution and spectacular diversity, remarkably expensive for the time. As the garden contained plants imported from exotic locations, the three volumes exhibited remarkable variety, with a total of 90 families and 340 genera. Due to the decorative and stylized execution of these illustrations, where plants begin to be seen in aesthetic rather than merely practical or medicinal terms, the book is considered a milestone in the art of botanical illustration. Although it was published before the advent of standardized classification systems, Carl Linnaeus himself later described it as an “incomparable work.”
Interés