Elena relaciona lo acontecido hace más de tres mil años con lo que sucede en el mundo actual. Advierte que las peores trampas se esconden en formas disimuladas, como la estatua de madera que provocó la destrucción de Troya, la legendaria ciudad de sus antepasados. Por eso recomienda acatar el único mandamiento de su pueblo: No dejarse engañar por la yegua de Troya.
Ante los dramáticos recuerdos, las musas auxilian despertando la creatividad y el placer; bajo su manto las experiencias troyanas cobran vida en Costa Rica, cuyas costumbres, ceremonias, fiestas y canciones son ecos de tragicomedias ancestrales.
“El texto, escrito en un estilo elegante, sutil y sin tropiezos, recurre a un procedimiento gracias al cual la acción se enmarca en personajes míticos grecorromanos, a la manera de focos de referencia metafóricos que le dan sentido a los acontecimientos y personajes (…) La factura estética de la obra alcanza un alto grado de logro artístico en lo referente al tratamiento de temas mitológicos, por un lado, e históricos costarricenses por el otro. El universo narrativo se desarrolla de manera magistral”.
Rafael Ángel Herra, Anacristina Rossi y Grethel Ramírez
Jurado Premio Universidad Nacional
Certamen UNA Palabra 2023 en la rama de novela
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