Las raíces vivientes es, sin lugar a dudas, la gran novela histórica que permite dialogar con la época colonial y republicana, a través de las raíces poblacionales que construyeron la nación costarricense.
Al avanzar en la lectura, somos testigos, junto al gran Rey Tucán, de la violencia de la montaña que escupe fuego en 1400 d.C; bajamos en la huida de Baltazar por el Guadalquivir hacia el mar en barcaza; acompañamos a Juan Solanos que zarpa a América con el sueño de hacer fortuna y regresar a España como indiano acaudalado; el discurso solemne de Florencio del Castillo; presenciamos la llegada del tío sefardí con su mujer y sus dos hijas; la traicionera captura de Efua mientras recogía los ñames para el almuerzo; la lucha del Mánkeme de Nicoya; las luchas internas, la primera guerra civil y así, al arribar a l823, asistimos simbólicamente al momento en que la entonces Provincia de Costa Rica, incluyendo Heredia, aceptó la responsabilidad de asumirse como unidad política soberana. Esta novela es la evidencia de la construcción multiétnica y pluricultural de Costa Rica.
Las raíces vivientes, es la tercera novela histórica de Duncan. La antecede Final de Calle (premio Editorial Costa Rica en 1978 y Premio Nacional de Novela Aquileo Echeverría en 1979) y Don Juanito y yo (2014).
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