Los aclamados libros de cocina de Naomi Duguid siempre han trascendido la categoría para convertirse en “algo más grande e importante” (Los Angeles Times). Cada uno a su manera es “un libro revolucionario. . . una gran contribución” (The New York Times). Y mientras Birmania se abre después de medio siglo de reclusión, quién mejor que Duguid, el estimado autor de Hot Sour Salty Sweet, para presentar el país y su comida y sabores a Occidente.
Ubicado en la encrucijada Entre China, India y las naciones del sudeste asiático, Birmania ha sido durante mucho tiempo una tierra que absorbió influencias externas en su vida cotidiana, desde la religión budista hasta productos alimenticios como la patata. En el proceso, la gente del país ahora conocido como Myanmar ha desarrollado una cocina rica y compleja que combina el uso ingenioso de ingredientes fácilmente disponibles para crear combinaciones de sabores emocionantes.
Las ensaladas son uno de los mejores puntos de entrada en las glorias de esta cocina, con sabores chispeantes (chalotes fritos crujientes, un chorrito de jugo de lima fresco, una pizca de aceite de ajo, una pizca de cúrcuma, algunos cacahuetes tostados crujientes) equilibrados con una mano ligera. La tradición de las ensaladas es flexible; Los cocineros birmanos transforman todo tipo de alimentos en ensaladas, desde pollo y berenjena asada hasta espinacas y tomate. Y la tentadora ensalada de hojas de té es un plato característico en el centro de Birmania y en las colinas del este que son el hogar del pueblo Shan.
IDIOMA ORIGINAL
Naomi Duguid’s heralded cookbooks have always transcended the category to become “something larger and more important” (Los Angeles Times). Each in its own way is “a breakthrough book . . . a major contribution” (The New York Times). And as Burma opens up after a half century of seclusion, who better than Duguid—the esteemed author of Hot Sour Salty Sweet—to introduce the country and its food and flavors to the West.
Located at the crossroads between China, India, and the nations of Southeast Asia, Burma has long been a land that absorbed outside influences into its everyday life, from the Buddhist religion to foodstuffs like the potato. In the process, the people of the country now known as Myanmar have developed a rich, complex cuisine that mekes inventive use of easily available ingredients to create exciting flavor combinations.
Salads are one of the best entry points into the glories of this cuisine, with sparkling flavors—crispy fried shallots, a squeeze of fresh lime juice, a dash of garlic oil, a pinch of turmeric, some crunchy roast peanuts—balanced with a light hand. The salad tradition is flexible; Burmese cooks transform all kinds of foods into salads, from chicken and roasted eggplant to spinach and tomato. And the enticing Tea-Leaf Salad is a signature dish in central Burma and in the eastern hills that are home to the Shan people.
Interés
