La movilidad humana es uno de los activos más valiosos de la vida. No solo eso, también es un objetivo digno en términos de la existencia y actividad privada de cada individuo, mientras que a su vez representa un elemento esencial de la vida colectiva. Dar cuenta de los principales medios por los cuales las comunidades emergen de su aislamiento, se cruzan, se mezclan y aprenden unas de otras, allanando el camino para nuevos patrones de conducta híbrida, ideas frescas, nuevos hábitos que surgen de tal interacción, dando lugar a nuevos y externos -familias que buscan. Porque el hombre es, por su propia naturaleza, una criatura social. Sería bueno que nos mezclamos con otros, les dé la bienvenida, nos comuniquemos, compartamos y trabajemos con ellos, hagamos cosas en sociedad. Su presencia junto a nosotros y entre nosotros es algo valioso. La Declaración de Derechos Humanos de 1948 tiene una deficiencia importante, ya que pasa por alto el derecho a la movilidad, aunque toca áreas relacionadas (la libertad de movimiento dentro y el derecho a salir del propio país). Pero, ¿cuál es la base de estos dos derechos? ¿Es cada uno un derecho independiente en sí mismo? ¿Cuáles de las necesidades esenciales del hombre sustentan tales derechos? La movilidad humana es tanto un valor como un derecho, en términos de individuos y poblaciones en su conjunto. ¿Cuál es la mejor forma de abordar dicha movilidad? ¿Qué errores deben evitarse? Este libro busca encontrar una respuesta a todas estas preguntas.
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