Primo Levi fue una de las voces más asombrosas que surgieron del siglo XX: un hombre que sobrevivió a una de las épocas más feas de la historia, pero que fue capaz de describir su propia experiencia en Auschwitz con una ternura no afectada. Levi era un maestro narrador pero no escribía cuentos de hadas. Estas historias son una elegía a las figuras humanas que se destacaron en el trágico trasfondo de Auschwitz, "aquellas en quienes había reconocido la voluntad y la capacidad de reaccionar, y por lo tanto un rudimento de virtud". Cada uno se centra en un individuo que, ya sea a través de un truco de malabarismo, una rodaja de manzana o una carta, descubre uno de los 'extraños y marginales momentos de indulto'.
IDIOMA ORIGINAL
Primo Levi was one of the most astonishing voices to emerge from the twentieth century: a man who survived one of the ugliest times in history, yet who was able to describe his own Auschwitz experience with an unaffected tenderness. Levi was a master storyteller but he did not write fairytales. These stories are an elegy to the human figures who stood out against the tragic background of Auschwitz, 'the ones in whom I had recognized the will and capacity to react, and hence a rudiment of virtue'. Each centres on an individual who - whether it be through a juggling trick, a slice of apple or a letter - discovers one of the 'bizarre, marginal moments of reprieve'.
Interés
