Antimatter Blues de Edward Ashton es la emocionante continuación de Mickey7 en la que un prescindible sale a explorar nuevos terrenos para la habitación humana.
El verano ha llegado a Niflheim. Los líquenes están creciendo, los murciélagos de seis alas chirrían y, para su sorpresa, Mickey Barnes todavía está vivo; esa última parte se debe casi en su totalidad al hecho de que el comandante Marshall cree que los vecinos enredaderas de la colonia tienen antimateria. bomba, y que Mickey es el único que les impide usarla. Mickey es ahora sólo otro colono más. En lugar de limpiar el núcleo del reactor, estos días dedica su tiempo a limpiar las conejeras. No es una mala vida.
No va a durar.
Puede que ahora haga sol, pero el invierno se acerca. La antimateria que alimenta la colonia se está agotando y Marshall quiere recuperar su bomba. Si Mickey accede a recuperarlo, renunciará a lo único que ha mantenido su cabeza alejada del tajo. Si se niega, podría condenar a toda la colonia. Mientras tanto, los creepers tienen sus propias preocupaciones y no van a entregar la bomba sin recibir algo a cambio. Una vez más, Mickey encuentra el destino de dos especies en sus manos. Sin embargo, si algo sale mal esta vez, no volverá.
IDIOMA ORIGINAL
Edward Ashton's Antimatter Blues is the thrilling follow up to Mickey7 in which an expendable heads out to explore new terrain for human habitation.
Summer has come to Niflheim. The lichens are growing, the six-winged bat-things are chirping, and much to his own surprise, Mickey Barnes is still alive―that last part thanks almost entirely to the fact that Commander Marshall believes that the colony’s creeper neighbors are holding an antimatter bomb, and that Mickey is the only one who’s keeping them from using it. Mickey’s just another colonist now. Instead of cleaning out the reactor core, he spends his time these days cleaning out the rabbit hutches. It’s not a bad life.
It’s not going to last.
It may be sunny now, but winter is coming. The antimatter that fuels the colony is running low, and Marshall wants his bomb back. If Mickey agrees to retrieve it, he’ll be giving up the only thing that’s kept his head off of the chopping block. If he refuses, he might doom the entire colony. Meanwhile, the creepers have their own worries, and they’re not going to surrender the bomb without getting something in return. Once again, Mickey finds the fate of two species resting in his hands. If something goes wrong this time, though, he won’t be coming back.
Interés
