Desde que la bomba atómica tiene una tecnología, sus inventores no alarmaron tanto que advirtieran al mundo sobre su uso. Es decir, hasta 2015, cuando la bióloga Jennifer Doudna pidió una moratoria mundial sobre el uso de la herramienta de edición de genes CRISPR, una nueva tecnología revolucionaria que ella ayudó a crear, para realizar cambios hereditarios en embriones humanos. CRISPR, la forma más barata, simple y efectiva de manipular el ADN que se haya conocido, puede brindarnos la cura para el VIH, las enfermedades genéticas y algunos cánceres. Sin embargo, incluso los cambios más pequeños en el ADN podrían tener innumerables consecuencias imprevisibles, por no hablar de las repercusiones éticas y sociales de los embriones que mutan intencionalmente para crear seres humanos "mejores". Escribiendo con el también investigador Sam Sternberg, Doudna, quien desde entonces ganó el Premio Nobel por su investigación CRISPR, comparte la emocionante historia de su descubrimiento y describe la enorme responsabilidad que conlleva el poder de reescribir el código de la vida.

< p> “Una cuenta invaluable. . . Le debemos a Doudna varias veces ". - Guardián

IDIOMA ORIGINAL

Finalist for the Los Angeles Times Book Prize

“The future is in our hands as never before, and this book explains the stakes like no other.” — George Lucas

“Required reading for every concerned citizen.” — New York Review of Books

Not since the atomic bomb has a technology so alarmed its inventors that they warned the world about its use. That is, until 2015, when biologist Jennifer Doudna called for a worldwide moratorium on the use of the gene-editing tool CRISPR—a revolutionary new technology that she helped create—to make heritable changes in human embryos. The cheapest, simplest, most effective way of manipulating DNA ever known, CRISPR may well give us the cure to HIV, genetic diseases, and some cancers. Yet even the tiniest changes to DNA could have myriad, unforeseeable consequences, to say nothing of the ethical and societal repercussions of intentionally mutating embryos to create “better” humans. Writing with fellow researcher Sam Sternberg, Doudna—who has since won the Nobel Prize for her CRISPR research—shares the thrilling story of her discovery and describes the enormous responsibility that comes with the power to rewrite the code of life.

“An invaluable account . . . We owe Doudna several times over.” — Guardian

Más Información