«Mi madre no quiso ser otra cosa en la vida que una buena mujer. Y una buena madre. Yo la odiaba y no sé si aún la odio.»
Larga noche hacia mi madre parte de un agravio, de una herida inconsolable, e intenta desentrañar el cordón umbilical que anuda la experiencia de la orfandad con el odio. En un viaje de expiación que transcurre en una noche interminable, un hijo intenta expresar por primera vez los sentimientos que nunca se ha sentido capaz de decir a su madre. El relato explora la hondura del silencio y de los dolores no dichos en una intensa relación materno-filial atravesada por el fantasma de un padre desaparecido, la descomposición del clan familiar y la sombra acechante de la locura. Con una prosa tensa, que recrea una atmósfera sofocante pero no exenta de lirismo, la novela se vale de múltiples recursos estilísticos y de un laberíntico y no menos poderoso universo narrativo para llevar al lector al extremo de la emoción y reconstruir las últimas palabras entre una madre y un hijo.
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