Ahora

Olga Goldenberg Guevara es, ante todo, una mujer que resiste y su resistencia emerge desde profundas regiones de la lucidez: la sabiduría, la maternidad, el activismo, la creación y la contemplación. Y resiste pues la vida misma así se lo ha impuesto, a lo que ella no ha dejado de ofrecer copiosas respuestas. En este intercambio de fuego y de palabras, Goldenberg Guevara siempre se ha decidido por la poesía como retorno a la belleza y a la cordura. Incluso cuando la belleza es seca, agreste y empinada. Cuando lo bello pide más de lo que da. En Ahora, Olga Goldenberg Guevara no duda en vaciar sus bolsillos, su casa, su historia y sus jazmines en la mesa de trueque: cada quien ha de tomar aquello que más le falte. En estos poemas está la voz en forma de caracol cuyo sonido es evidencia misma de todo lo que cae sobre el papel; está el informe actualizado sobre un mundo que pende de cabeza; y está el universo de la mujer que decide despertar a medianoche. Olga Goldenberg Guevara divide su más humano imperativo en las luchas de insomnio que la han colocado ya como un referente cultural y como un eje del debate y el canto. Estar cerca de ella y sus palabras supone comprender las dimensiones del huerto y el abismo que somos. Significa ordenar, quizás volver a levantar, la caótica empalizada por entre la que nos hablamos y nos acercamos.