Adentrarse en los cuentos de Gloria al amor sombrío, de Byron Salas, evoca, quizás, en la persona lectora, los textos del escritor estadounidense William Faulkner, donde lo sobrenatural y la realidad se mezclan en una pesada atmósfera de violencias y podredumbre, siempre teniendo lugar en la periferia, en zonas rurales, olvidadas, donde el tiempo no transcurre y las injusticias son invisibilizadas por la supervivencia de los valores de antaño, cada vez más nocivos para las sociedades; en este cuentario, la voz narrativa nos sitúa la calurosa Atenas.
El terror de lo cotidiano, con sus indescriptibles violencias, que acecha y acaba con los personajes mujeres y hombres homosexuales de los cuentos, se entrelaza con el horror sobrenatural: fantasmas plagan las páginas de los cuentos de Salas. Y es que, el autor costarricense, con su inigualable estética grotesca, juega con la propuesta del psicoanalista francés Jacques Lacan de fantasma-trauma de manera magistral: violaciones sexuales de niños y mujeres, feminicidios en medio del monte, asesinatos por homofobia, pederastia, pedofilia y maternidades no deseadas se presentan en un continuo tiempo presente, sin esperanza de un cambio futuro.
Interés