“¿Estás ahí, Satanás? Soy yo, Madison ”, declara el narrador de trece años con lengua de látigo de Damned, la nueva y subversiva obra de ficción de Chuck Palahniuk. Hija de una estrella de cine narcisista y multimillonaria, Madison es abandonada en su internado suizo durante la Navidad, mientras sus padres están promocionando sus nuevos proyectos y adoptando más huérfanos. Ella muere durante las vacaciones de una sobredosis de marihuana, y lo siguiente que sabe es que está en el infierno. Madison comparte su celda con un variopinto grupo de jóvenes pecadores que es casi demasiado bueno para ser verdad: una animadora, un deportista, un nerd y un rockero punk, unidos por el destino para formar la versión de seis pies bajo tierra de la detención favorita de todos. película. Madison y sus amigos atraviesan el desierto de la caspa y escalan la traicionera Montaña de los recortes de uñas de los pies para enfrentarse a Satanás en su ciudadela. Todas las bolas de palomitas de maíz y los labios de cera que sirven como moneda del infierno no los comprarán.
Esta es la otra vida como solo Chuck Palahniuk podía imaginarla: un infierno retorcido donde The English Patient juega una repetición interminable, los demonios errantes devoran a los pecadores miembro por miembro, y los condenados interrumpen tu cena desde su sofocante centro de llamadas para venderte el infierno. Él hace el tormento eterno, bueno, simplemente divino.
IDIOMA ORIGINAL
“Are you there, Satan? It’s me, Madison,” declares the whip-tongued thirteen-year-old narrator of Damned, Chuck Palahniuk’s subversive new work of fiction. The daughter of a narcissistic film star and a billionaire, Madison is abandoned at her Swiss boarding school over Christmas, while her parents are off touting their new projects and adopting more orphans. She dies over the holiday of a marijuana overdose—and the next thing she knows, she’s in Hell. Madison shares her cell with a motley crew of young sinners that is almost too good to be true: a cheerleader, a jock, a nerd, and a punk rocker, united by fate to form the six-feet-under version of everyone’s favorite detention movie. Madison and her pals trek across the Dandruff Desert and climb the treacherous Mountain of Toenail Clippings to confront Satan in his citadel. All the popcorn balls and wax lips that serve as the currency of Hell won’t buy them off.
This is the afterlife as only Chuck Palahniuk could imagine it: a twisted inferno where The English Patient plays on endless repeat, roaming demons devour sinners limb by limb, and the damned interrupt your dinner from their sweltering call center to hard-sell you Hell. He makes eternal torment, well, simply divine.
Interés
