La literatura costarricense, como institución literaria, comienza a fundar una tradición, ya de manera permanente y sostenida, en las dos últimas décadas del siglo XIX. Es ahí cuando entra en escena Rafaela Salvadora Contreras Cañas, autora de nueve cuentos, publicados unos en El Salvador y otros en Guatemala entre 1890 y 1891, con los seudónimos de Stella y Emelina. Tener presentes esos años de publicación es fundamental, porque la ubican como la iniciadora de la literatura costarricense. Su narrativa, contraria al carácter costumbrista, realista, de crónica histórica, se inscribe dentro de la estética modernista de fines del siglo XIX, cuyo principal representante será Rubén Darío, quien por cierto fue su esposo y padre de su único hijo.
Sus fuentes las busca, no en la realidad inmediata, en su entorno social, sino en otras realidades y tradiciones creadas e imaginadas como fuente de belleza. Su compromiso nunca fue una escritura como mímesis de la realidad, lo que la alejó del realismo, o de la literatura como instrumento de denuncia social, como lo vio el naturalismo. Ese fue su gran aporte que, hoy, no dudamos en reconocerle, como una deuda que saldamos con ella.
Autor | RAFAELA CONTRERAS CAÑAS |
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Editorial | ENCINO EDICIONES |
Idioma | Español |